La crisis satura los comedores publicos.

Los locales que dan alimentos gratis duplican el número de raciones en apenas un año
04.01.09 -
J. BATISTA VALENCIA -LAS PROVINCIAS
Una fila de personas espera en la puerta de la Casa Caridad de Valencia para entrar en el comedor social, que ha duplicado el número de usuarios respecto a años anteriores.
Kiko espera su turno en las puertas de la Casa Caridad de Valencia. El reloj marca la 12.55 horas y los primeros comensales ya han entrado. Este vecino de Valencia, de mirada fría y marcado por una pasado de alcohol y drogas, se ha dado cuenta de un tiempo a esta parte que el número de usuarios que acuden al servicio gratuito de comedor es mucho mayor. "No sé si será por la crisis, pero viene más gente", explica. No está desencaminado. Este año la afluencia a estos servicios, tanto públicos como privados, ha crecido de forma exponencial, con un incremento en algunos comedores que supera el 60% respecto a 2007.Desde la Casa Caridad ya se dio el aviso antes de la Navidad y las previsiones se han cumplido. Según los datos facilitados por la centenaria entidad benéfica, desde el verano el número de usuarios ha crecido un 65,3%, teniendo en cuenta que en septiembre se atendió a 4.199 usuarios mientras que en el pasado mes de diciembre los beneficiarios fueron 6.942. En noviembre, el vicepresidente de la entidad, Fernando Giner, aprovechó la presentación de una campaña para recaudar fondos para lanzar un grito de ayuda, ya que respecto a años anteriores la media diaria de usuarios se ha duplicado. Kiko, desempleado, acude a la Casa Caridad ante la imposibilidad de llegar a fin de mes. Al menos, no duerme en la calle, como tantos otros. "Muchos políticos tendrían que pasar una noche al raso para saber lo que es esto", sentencia. "Podrían darse una vuelta por la plaza Redonda", concluye una compañera, en referencia a la cantidad de indigentes que aprovechan el abrigo de la plaza circular para dormir.Desde la Casa Caridad asumen que la crisis ha tenido mucho que ver en el incremento del volumen de atenciones. Lo dijo Giner y la percepción que tienen los trabajadores es muy similar. Ha variado la tendencia, pues aumenta el número de usuarios nacionales y se acerca al de extranjeros, y se dan situaciones poco habituales. Hasta se ha llegado a ver a familias enteras que se sientan juntas en la mesa del comedor social. Según los datos de la entidad, en noviembre de 2006 se sirvieron 3.292 raciones, mientras que dos años después la cifra se ha elevado a 6.627, lo que supone multiplicar por dos el número de asistencias. Y si se tiene en cuenta el dato de diciembre (6.942), la conclusión es que en los próximos meses los usuarios pueden seguir aumentando. Tampoco ha sido un año ocioso para el comedor social de Sagunto, también dedicado a transeúntes y personas sin techo. Este servicio está gestionado por la Conselleria de Bienestar Social y sólo hay que cumplir un requisito para beneficiarse: no tener nada que llevarse a la boca, además de unas mínimas normas de conducta. De forma altruista, los usuarios reciben una ración diaria y pueden llevarse comida para la cena. Según los datos que aporta el departamento de Juan Cotino, este año ha sido necesario duplicar los turnos de servicio, pasando de dos diarios a cuatro. Bienestar Social gestiona otros dos comedores sociales en la provincia de Valencia, aunque están dedicados a personas de la tercera edad y pensionistas. Los datos anuales de los tres servicios de la iniciativa pública reafirman la tendencia que se está viviendo en la Casa Caridad. Y es que hay mucho más trabajo. La media de usuarios diarios es de 398 personas, un 60% más de beneficiarios que el año anterior. Durante 2008, la Conselleria se ha gastado 361.000 euros en dar alimento a los que tienen poco o no tienen nada. En el barrio valenciano de la Malvarrosa funciona uno de los comedores públicos destinados a la tercera edad. El perfil del usuario es sensiblemente diferente, aunque se puede encontrar un rasgo común entre ellos: las pensiones que cobran son mínimas, las llamadas no contributivas. Y aunque en menor medida, también se ha notado algo la crisis, como explica Luis, de 46 años, mientras termina de pelar una vistosa mandarina. "Hay mucha gente nueva. Esto se comenta de una persona a otra y se apuntan", señala. En su caso, sobrevive con 400 euros al mes, aunque más de la mitad se esfuman en el alquiler de su vivienda, asegura. Además, los comedores para pensionistas se diferencian de los de transeúntes en que el servicio se cobra, aunque la cantidad es mínima. Los usuarios abonan nueve euros al mes por una comida diaria de tres platos (incluido el postre), por unas instalaciones impecables y por el derecho a llevarse platos cocinados para los domingos, según explican algunos usuarios. En la Comunitat también funciona un programa solidario relacionado con la alimentación. Menjar a casa, en marcha desde 2004, acerca durante cinco días a la semana una comida a 4.000 valencianos de 281 municipios diferentes. Pensado para atender a los que tienen dificultades para procurarse un alimento, cumple otro objetivo, y es que acerca el sustento básico a aquellas personas mayores que viven solas en ámbitos rurales. Para el próximo año se incluirán 20 municipios más, lo que permitirá a sus habitantes acogerse al programa. Para ello, es necesario ser mayor de 65 años, o simplemente mayor de edad en el caso de personas con alguna discapacidad que tengan a su cargo a un mayor. La comida está compuesta de dos platos, postre y pan, y se ofrecen dietas adaptadas a las necesidades alimenticias del usuario para mejorar su nutrición.